marzo 01, 2017

Perdonar





Eran las 11:00 horas cuando Jacky llegó a su casa. Desde la noche anterior estuvo sintiéndose mal, al llegar a su oficina se sintió peor, avisó a su asistente que acudiría al médico. Éste le recomendó que se fuera a su casa a reposar, pues traía un problema viral.

Entró a su recámara, escuchó que su esposo se estaba duchando y quiso sorprenderlo. Sigilosamente abrió la puerta del baño y... ¡Oh no! ¡La sorprendida fue ella! Ahí estaba Él, completamente desnudo, mirándola casi asustado con esos enormes y bellos ojos color azul profundo, su bien delineada barba, sus musculosos brazos que durante dieciocho años la habían rodeado haciéndola sentir amada y segura. ¡Se veía tan varonil! Y sin embargo... ahí estaba, abrazando y acariciando a su mejor amigo, el cual por supuesto, también estaba completamente desnudo. Jacky no sabía que decir, sentía deseos de gritar y golpearlos a ambos, pero se quedó paralizada, sin siquiera poder hablar. El amigo fue el primero en reaccionar y salió del baño sin decir una palabra. El esposo, tímidamente le dijo: "bueno, ya lo sabes, él y yo comenzamos nuestra relación desde que éramos compañeros en la secundaria".

"¡¿Queeee?!" "¿Entonces por qué te casaste conmigo y me juraste que me amabas y estaríamos juntos toda la vida?" Exclamó ella.

"Lo siento dijo él, solo te pido que guardes mi secreto, sobre todo con nuestros hijos".

Ella tuvo una fuerte crisis nerviosa, estuvo hospitalizada por dos días, luego, cuando estuvo en su casa, habló con sus hijos. Estaba tan desorientada y llena de odio, que contó a sus hijos todo tal cual había sucedido y hasta exageró en algunos puntos. Deseaba que sus hijos y toda la familia, incluyendo amigos y vecinos, odiaran y despreciaran al que hasta dos días antes había sido el amor de su vida.

Los hijos eran excelentes estudiantes y destacados deportistas, uno en el futbol y el otro en ciclismo. Tenían una magnífica relación con su padre al cual admiraban mucho y eran tiernos y amorosos con su madre.

No podían creer lo que su madre les estaba diciendo! Ambos sentían que su mundo se había derrumbado. En su mente solo estaban las crueles palabras que su madre les acababa de decir: "su padre es un hipócrita, no me ama ni los ama a ustedes, nunca nos ha amado, se largó con su amante y mejor amigo, a él es al único que ha amado siempre".

Los hijos nunca más volvieron a ser los mismos, bajaron mucho en su rendimiento escolar y ya no ponían el mismo empeño en los deportes. Aun cuando el padre los buscó, les explicó y les pidió perdón, el daño ya estaba hecho.

Y ella, Jacky, seguía empeñada en desprestigiar a su ex esposo, solo pensaba en ella y su venganza.

Unos meses después, llegaron los padres de una compañera de la escuela de su hijo el mayor diciendo que éste había embarazado a la chica. Ella, lanzando una carcajada dijo: "vaya, al menos este ya demostró que es hombre! A ver si el otro no sale como el padre". El chico escuchó lo que su madre dijo y le contestó: "no se te olvide que mi padre tuvo dos hijos contigo para esconder su homosexualidad, y no, yo no soy como mi padre, pues si fuera gay, no lo negaría, ni mucho menos arruinaría mi vida casándome con alguien como tú".

Antes que ella pudiera contestar, el chico salió de la casa... para no volver.

Hoy, ambos muchachos están casados, el mayor, a sus 17 años se casó, o lo casaron, con la chica que embarazó. El producto no se logró, así que al poco tiempo se separó de la esposa y se fue al norte del país donde aprendió el oficio de herrería artística. Trabajó muy duro para pagarse sus estudios y ayudó a su hermano para que también estudiara una profesión. Ambos son muy unidos, él se volvió a casar y su esposa y la esposa de su hermano, se tratan como hermanas.

¿Y sus padres? Saben de ellos, pero no los frecuentan, el papá sigue viviendo con el amigo. Y Jacky, ella siempre sola, alcoholizada y odiando a todo el mundo, incluidos sus hijos.

Son varios los puntos que podemos aprender de esta historia... Uno: hay que hacer a un lado la cobardía, no utilizar a otros para esconder nuestras debilidades.

Dos: nos puede doler mucho descubrir un engaño, pero no por eso nos vamos a llevar entre las patas a los hijos, que finalmente no tienen culpa alguna por las acciones de los padres.

Tres: lo más difícil pero necesario... Hay que saber perdonar, eso nos hace vivir tranquilos y nos da paz mental.