marzo 30, 2016

Amor otoñal




Él, 78 años de edad, ella, 72.

Se conocieron en el supermercado, en el departamento de frutas y verduras... Él se agachó a recoger algunas frutas que ella accidentalmente había tirado, y desde ese momento nació una muy bella amistad.

Dos años después estaban dando la noticia a sus hijos y nietos: el próximo mes contraeremos matrimonio, será una ceremonia muy íntima, sólo estarán ustedes y los parientes más cercanos.

Los hijos de ella se opusieron rotundamente, pero ella los enfrentó y les dijo: es que no estamos pidiendo permiso, solo les estamos avisando. Nos encantaría que todos ustedes estuvieran en nuestra boda, en verdad serán bienvenidos, la decisión es de ustedes, Piénsenlo!

Todos se levantaron y se retiraron, no sin antes mencionar que ese matrimonio sería un total fracaso.

Los hijos de él, solo le dieron una palmada en el hombro y le dijeron: padre, sabes donde encontrarnos cuando nos necesites.

El día de su boda solo estuvieron un amigo de él y tres amigas de ella.

Ambos eran pensionados y además, tenían algún dinero ahorrado que les permitiría viajar dos veces al año y vivir cómodamente.

Además, ella tenía una bonita casa, la cual puso en renta y ambos decidieron vivir en el departamento de él.

Todo transcurría felizmente, solo se ponían algo melancólicos cuando recordaban a sus hijos, quienes nunca les llamaban cuando menos para saber cómo estaban.

Cada seis meses viajaban a alguna playa mexicana, y un día, recién regresaban al DF cuando él se sintió mal. Ella rápidamente llamó al servicio médico, quienes inmediatamente acudieron a su hogar, (servicio médico militar, siempre muy eficientes).

Es un problema cardiaco le dijeron los médicos a ella, y había que realizarle varios estudios para estar seguros de qué era lo que le estaba provocando ese malestar.

Por supuesto la mujer llamó a los hijos de su esposo. Al llegar al hospital, ellos le dijeron que se harían cargo de su padre, que ya podía retirarse. Pero esta vez ella les dijo con tono muy determinante: aquí yo soy la esposa y soy la responsable de todo lo que se decida hacer a su padre. Espero ustedes puedan colaborar conmigo y juntos tomemos las mejores decisiones, pero si no, solo limítense a estar con él a la hora de la visita.

Sí pasaron a ver a su padre, pero al salir la amenazaron diciéndole que si su padre moría, a ella la harían responsable de su muerte.

Más tarde llegaron los hijos de ella pretendiendo llevársela casi a la fuerza. Le exigían que dejara a ese hombre, el cual en adelante ya no serviría mas que para usarla como su enfermera.

Ella les pidió que se retiraran, y si no era para interesarse en la salud de su esposo, no volvieran.

Cuando entró a ver a su esposo, éste le dijo que sus hijos pretendían separarlos, pero solo la muerte lograría ese objetivo.

Ambos se reafirmaron su amor y en el mes de marzo el esposo fue sometido a una cirugía bastante delicada. Los médicos le recomendaron que después de recuperarse se fuera a radicar a algún lugar donde hubiera playa.

En el mes de abril, ella repentinamente se sintió mal, también era un problema cardíaco, aunque más leve que el problema de él. A principios de junio igual tuvo que entrar a quirófano, pero su recuperación fue rápida. Por supuesto, ella se negó a que dieran aviso a sus hijos. Aunque luego se enteró que su esposo sí les había comunicado lo que estaba pasando, pero con la advertencia de que ella no quería que estuvieran en el hospital.

Ambos decidieran ir a radicar a Huatulco, pero sus vecinos ponían música a un volumen muy alto, aún a media noche. De ahí se fueron a Veracruz, pero... En ese lugar, además de la música a alto volumen, sus vecinos eran muy conflictivos, de hecho, uno de ellos trató de golpear al señor cuando le pidió que por favor bajara el volumen a su música.

Pues que creen? Decidieron venir a radicar a Cd del Carmen! Les encantó nuestra isla! Pero... Los altos costos en las rentas de casas y el mal servicio de los taxis, los desencantó!

Estuvieron en Mérida y finalmente compraron su casita en Yucalpetén donde viven muy felices.

Ah, olvidaba decir que por fin los baquetones de los hijos los "perdonaron" y ahora aprovechan para pasar una buenas vacaciones... sin pagar hotel ni comida.

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